Quién fue Guerrero
El Guerrero mediático es un emblema de orgullo nacional. Su contundencia en la delantera en el equipo en el que se desempeña es la razón del palpitar de personas con hambre de motivos para sentirse realmente orgullosas de lo que son, ya que Machu Picchu y el lomo saltado se quedan cortos en comparación a lo que logros deportivos significan para uno. Para el peruano “maniacopelotero” y su nutrida familia no tan afín a las vicisitudes del deporte rey, la victoria de quien en un momento fue el “Depredador” (debido a un look que lo asemejaba al voraz casador extraterrestre) es síntoma de éxito. El “Sí se puede” y la tradición pujante en nuestra sociedad se refleja en la victoria que el futbolista peruano consiguió en la final del mundial de clubes. Final en la que con un golpe de cabeza pudo adelantar el marcador ante un millonario Chelsea de figuras intocables, de novias hermosas cuyos porcentajes ínfimos de celulitis van muy por debajo de las novias bailarinas de los llamados “peloteros de chollywood”.
Si bien el trofeo fue otorgado al equipo campeón, Corinthians de Brasil, los peruanos asimilaron este triunfo como logro de naturaleza nacional. El moderno y europeo corte de cabello de Paolo se propagó como una nueva fiebre estilística, socavando el corte estilo militar y el rapado Wisin y Yandel. Por otro lado, se llegó a proponer a Guerrero como futuro acreditador de la obtención de los laureles deportivos: El máximo reconocimiento que un deportista puede obtener tras haber logrado un campeonato internacional representando la nación peruana. Si bien en un principio dicho galardón era entregado tan solo a los competidores que representaban a la nación en los certámenes, se comenzaron a dar excepciones como en los casos de Lucho Horna y Kina Malpartida. El primero campeonó en la categoría de parejas de un Roland Garros junto al tenista uruguayo Pablo Cuevas y la segunda, bien conocida por su carisma y por las publicidades de Plaza Vea, se consagró en representación de ella misma, no del país (Todavía “se juega a la polémica” por la supuesta representación de Australia sobre la Malpartida). Dichos antecedentes auguraban para el flamante futbolista peruano la posibilidad de ser un depredador laureleado. Sin embargo, tras una serie de debates librados en la ratonera del IPD y el Consejo Superior de Justicia Deportiva y Honores del Deporte, se llegó a la conclusión de que Paolo, “El Guerrero mediático” con caminada de pato, no calificaba para obtener tal reconocimiento.
Ya pasó un número significativo de semanas desde que El Bocón y Depor publicaba titulares alusivos al campeón y nadie dudará de sus cualidades goleadoras. Sin embargo, mucho menos se dudará de la serie de factores ajenas a él que lo hicieron un futbolista querido y casi premiado con un reconocimiento al cual no calificaba. Claudio Pizarro también fue campeón del mundo con el Bayern de Múnich, pero, ¿Por qué no copiaron su bien pintón look-estético-moderno-europeo?